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sábado, 11 de agosto de 2012

Sácame de aquí, que no puedo ser feliz.

Hoy, no he podido contenerme más, ya no podía seguir encerrando cada uno de mis sentimientos, no podía seguir apretando los dientes y sonriendo. Caminé por aquel largo pasillo hasta llegar a la puerta, eché el pestillo y me senté en aquella esquina entre el mueble y el cubo de la ropa sucia, me arropé con mis propios brazos y empecé a llorar, a llorar como quizás nunca he hecho antes, y ya es algo habitual, ya es algo que hago todas las noches desde que te has ido.

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